miércoles, 12 de octubre de 2016

CARTA ABIERTA AL SOCIÓLOGO PUERTORRIQUEÑO RAMÓN GROSFOGUEL

CARTA ABIERTA AL SOCIÓLOGO PUERTORRIQUEÑO
RAMÓN GROSFOGUEL

Estimado Ramón Grosfoguel,

El día lunes 10 de octubre, en la conferencia que usted dictó, como parte de las actividades de la I Escuela de Formación Ecosocialista y Pensamiento Crítico Descolonial Nuestroamericano, fue interrogado acerca del proyecto Arco Minero del Orinoco[i].

En ese sentido, y dada las dificultades que ocasiona la metodología llevada a cabo en las clases magistrales para garantizar una participación directa del Poder Popular, queremos dirigirnos a usted por esta vía para comentar su respuesta a dicha interrogante y, además, reclamar su solidaridad para con una lucha que, por tomar prestadas palabras del maestro y amigo suyo, Enrique Dussel, afirma el querer vivir comunitario como la voluntad fundamental de una política otra, descolonial.

Su respuesta nos parece un lamentable amague. La reiterativa afirmación “dentro de la revolución todo, fuera de la revolución nada” era innecesaria: 1) el evento que precede a la instalación de la escuela es el Foro Marxismos Descoloniales del Sur, tres términos que ya hacen explícita una postura y un horizonte político; 2) la actividad es convocada por una Red que está adscrita al Ministerio del Poder Popular para Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología, uno de los órganos ejecutivos del Estado venezolano; y 3) las actividades han contado con la presencia e intervención del ministro Jorge Arreaza y el viceministro Guillermo Barreto, voceros oficiales del alto gobierno.

Insistir en la misma idea unas cinco veces al menos, sino más, evoca una cuestión por demás simplista: quien está contra el Arco Minero, estaría entonces en contra de la revolución. Flaco favor que le hacen sus palabras a la lucha contra un proyecto que es la expresión prístina de uno de los rasgos fundamentales (el ecocidio) de ese sistema mundo en el que usted ha identificado alrededor de unas 16 jerarquías.

Ciertamente, en el polarizado escenario político nacional, hay quienes ven en la lucha contra el Arco Minero una posibilidad para establecer sus agendas políticas opacas, por un lado, o con una abierta intención desestabilizadora, por otro. Sin embargo, ello no quiere decir que los movimientos indígenas, ecofeministas, ecosocialistas y descoloniales, que hasta la fecha se han pronunciado (entre otros)[ii], sean parte de una u otra agenda. Al contrario, esta amplia gama de organizaciones, no carente de contradicciones entre sí, comparten horizontes de luchas comunes: el anticapitalismo, el antipatriarcado, el anticolonialismo, el antiimperialismo y el antiespecismo, por nombrar algunos. Si ello no es estar dentro de la revolución, echarla adelante como diría usted, entonces díganos qué lo es.
Aunado a ese maniqueísmo, la afirmación “no podemos dejar el extractivismo esta noche” es preocupante: en primer lugar, supone el desconocimiento de las agendas de lucha de los grupos que afirmamos la vida plena; y en segundo lugar, procede de una actitud que, ante tal desconocimiento, desempeña –paradójicamente– el rol de francotirador que usted tanto criticó en su intervención. Todas y todos tenemos claro que no podemos dejar el extractivismo esta noche y por ello es que, precisamente, el punto álgido de la discusión está en las agendas de transiciones hacia el postextractivismo a corto, mediano y largo plazo.

Dicho sea de paso, además, que al hacer uso de la metáfora del francotirador, usted realizó unas severas críticas a personas en el país que, en su criterio, asumen ese papel pero sin dar nombre alguno. Esto nos parece, cuando menos, irresponsable. En efecto, usted puede discrepar de la posición de algunas personas o grupos, pero velar la crítica en indirectas no es cónsono con ese persistente llamado a un giro decolonial, para este caso, en la política.

Si descolonizar la economía es avanzar seria, crítica y autocríticamente en un programa de diversificación económica, ¿es el traslado del rentismo petrolero al rentismo minero una política “factible”? ¿Qué entiende usted por factibilidad?

Por sus investigaciones, así como por los intercambios académicos con otros intelectuales decoloniales, usted es conocedor de lo que Dussel afirmaba en la mañana del lunes: “la modernidad es la destitución del otro y el vaciamiento de la naturaleza”; entonces ¿cómo puede ser factible un proyecto (nótese el oxímoron) de desarrollo ecosocialista mega minero a gran escala? ¿Cómo puede ser factible una medida que atenta contra el principio de voluntad de vida? ¿Cómo puede el Arco Minero del Orinoco garantizar el poder político como comunidad si las actividades extractivistas fragmentan los territorios en los que se instalan? ¿Cómo se puede aceptar un proyecto que va a afectar de manera contundente la vida de las niñas, adolescentes y mujeres indígenas?

Una pregunta acuciante en estos horizontes de interpretación descolonial, y que no puede evadirse “lanzando líneas”, es la cuestión acerca de hasta qué punto es sostenible la justicia social sobre la base de la injusticia ambiental, epistémica, étnica, de género, espiritual, etc. Esto en ningún momento supone el desconocimiento de las medidas y políticas llevadas a cabo por el gobierno bolivariano para reducir la enorme brecha de desigualdad generada en los tiempos de la cuarta república, sino que resalta la contradicción que atraviesa a nuestro proceso, aunado a un tiempo histórico de superación de los límites planetarios, que puede propiciar un efecto boomerang: la desigualdad social puede ensancharse nuevamente al profundizar la crisis ecológica a través de una actividad devastadora como lo es la minería a cielo abierto[iii].  

Las transiciones al postextractivismo deben pensarse desde el aquí y el ahora, y no únicamente a largo plazo, de lo contrario estaríamos afirmando y justificando lo que la razón neoliberal llamaría un mal necesario: el sacrificio de vida humana y no humana para, parafraseando a Fernando Coronil, respirar la ilusión de la modernidad.

Ciertamente, el proyecto de la comuna es una de las opciones, incluso descoloniales, para transformar el actual estado de cosas y hacia allá deben ir encaminados todos nuestros esfuerzos: territorializar las luchas por la esperanza, articulando diferentes escalas de liberación. La mega minería a cielo abierto solo trae caos, desolación y muerte.

Usted decía que hay muchas luchas en el Norte que son invisibilizadas acá y nosotras creemos que ocurre lo mismo con algunas de las luchas en el Sur: son silenciadas allá. Hay varias cosas del proyecto que nos preocupan: 1) se desconocen los estudios de impacto ambiental y los resultados de los procesos de consulta previa e informada; 2) los términos de las negociaciones son desconocidos[iv]; 3) solo se conocen 15 de las 150 empresas de 35 países que participarían en el proyecto; 4) algunas de las empresas venezolanas parecen tener una dudosa procedencia, por no decir que son inexistentes, lo que podría constituir un caso de estafa a la nación; 5) cómo procederán estas empresas, qué métodos y tecnologías utilizarán; y 6) ninguno de los programas sociales vigentes están al día en esos territorios.

Por tales motivos, entre otros, es que afirmamos que el Aro Minero del Orinoco es un proyecto opaco, ilegítimo y neocolonial. ¿Cuáles son los criterios de soberanía? ¿Qué es un desarrollo minero ecológico? Nos recuerda Eduardo Galeano, citando a Woodrow Wilson en Las venas abiertas de América Latina, que un país es poseído y dominado por el capital que en él se haya invertido. ¿Dentro del Arco Minero todo, fuera del Arco Minero nada? Entonces, ¿de qué descolonialidad estamos hablando?

Es por ello que reclamamos su solidaridad para con esta lucha que aterriza en lo concreto todas las discusiones teóricas sobre la modernidad/colonialidad. Sabemos que usted es un invitado del Estado venezolano y que eso tal vez está censurando su opinión, pero también confiamos en que el gobierno bolivariano es lo suficientemente amplio como para escuchar las críticas y preocupaciones en torno al proyecto sin suponer automáticamente que se trata de un ataque contrarrevolucionario.

Lo exhortamos a realizar una actividad de cierre a la I Escuela de Formación Ecosocialista y Pensamiento Crítico Descolonial Nuestroamericano con un gran foro el día viernes 14 de octubre, en horas de la tarde, donde se discuta de manera amplia, seria, crítica y autocrítica las preocupaciones e implicaciones del Arco Minero del Orinoco, como comunidad de parientes que somos.

Creemos que si es consecuente en la práctica con los planteamientos teóricos que asume, no hará falta, entonces, darle un giro decolonial a las y los decoloniales.

Atentamente,
LaDanta LasCanta
Grupo ecofeminista de investigación y acción


Caracas, 12 de octubre de 2016



[i]               Puede consultar, como primer insumo, el Decreto N° 2.248 publicado en la Gaceta Oficial N° 40.855 de fecha 24 de febrero del presente año y, como segundo insumo, un expediente que -a la fecha- recoge parte de la lucha contra este proyecto extractivista (http://www.aporrea.org/actualidad/n297438.html).
[ii]              El primero de los pronunciamientos realizados contra el Arco Minero del Orinoco fue el Manifiesto del Poder Popular por la vida plena (http://www.aporrea.org/actualidad/n288079.html); luego fue publicado un exhorto al Gobierno Nacional para detener el ecocidio minero en la cuenca del Orinoco (http://www.aporrea.org/actualidad/n289065.html); a su vez, los pueblos Ye'kwana-Sanema y Pemón de la cuenca del Caura elaboraron una carta donde rechazan el proyecto y reivindican su derecho a seguir existiendo, afirmando categóricamente que la vida vale más que el oro (https://es.scribd.com/doc/311656564/Rechazo-Del-Arco-Minero-Por-Los-Pueblos-Yekwana-Sanema-Pemon-de-La-Cuenca-Del-Caura-Kuyujani); por último, nosotras también nos hemos pronunciado contra el extractivismo minero y por la impostergable utopía ecofeminista (http://laguarura.net.ve/2016/08/12/comunicado-ecofeminista-versus-el-extractivismo-minero-en-la-orinoquia).
[iii]              En el portal web http://www.payadapasatan.org/ puede consultar distintas fuentes relacionadas con el tema.
[iv]              Edgardo Lander, una de las personas que -creemos- usted acusa de francotirador de manera indirecta, publicó recientemente algunos comentarios sobre el acuerdo con la Gold Reserve (https://www.aporrea.org/contraloria/a232524.html) que en nada benefician a nuestro país. Llama poderosamente la atención, además, que en una Escuela de Formación sobre Ecosocialismo y Pensamiento Crítico Descolonial Nuestroamericano él no haya sido invitado, toda vez que ha sido uno de los principales actores (recuerde los textos Contribución a la crítica del marxismo realmente existente y La colonialidad del saber) de la red modernidad/colonialidad.  

domingo, 21 de agosto de 2016

Los ecologistas comeflores: ¿mafiosos New Age? (Mitos)

Los ecologistas comeflores: ¿mafiosos New Age? (Mitos)


LaDanta LasCanta

Con la firma de los memoranda de intención de la república con varias empresas transnacionales para la explotación del Arco Minero del Orinoco (AMO) también explotó en las redes sociales y medios de información, la diversidad de opiniones en su defensa.

A pesar de las diferentes tácticas argumentativas adoptadas en estos discursos, todos están marcados, implícita o explícitamente, por la reproducción de varios mitos sobre lxs ecologistas. Estos “relatos” pueden ser condensados en un significante que pasa a definir al grupo como un otro sobrante separado del nosotros uniforme. Esta caracterización tiene tres efectos fundamentales: 1) descalifica su proyecto político; 2) pone en entredicho la legitimidad de lo que dice y hace; 3) causa rechazo y aversión. Constituida esta identidad se hace casi imposible establecer empatía con el grupo mitificado.

Los tres mitos contemporáneos: las feministas que odian a los hombres, los comunistas que comen niños y los ecologistas que comen flores

Desde finales del siglo XVIII, momento en el que las mujeres nos manifestamos y organizamos para que se extendiera a nosotras el principio de igualdad, se comenzaron a tejer un conjunto de mitos –aún antes del surgimiento del significante feminista- de los cuales solo mencionaremos los más pintorescos: somos mujeres que odiamos a los hombres, queremos imponer la dominación femenina y/o somos mujeres masculinizadas. Mitos que han sido efectivos por su permanencia en el tiempo, y porque además han logrado calar en el imaginario de muchas mujeres, quienes en lugar de llenar las filas del feminismo, se han mantenido alejadas de este movimiento político al cual le deben muchos de sus derechos.

En el periodo de la Guerra Fría, cuando los comunistas eran considerados un verdadero peligro para la estabilidad del sistema capitalista, se difundieron a través de un sofisticado aparato de propaganda, una serie de mitos para que la población en general, y la estadounidense en particular, les temiera. Estos iban desde los más burdos, tales como que comían niños y hacían jabón con los ancianos, hasta los más sofisticados que exponían que su objetivo era quitarnos nuestras pequeñas propiedades y convertirnos a todos en pobres. De tal manera que lxs trabajadorxs, en vez de engrosar las filas del movimiento internacional vanguardia de su liberación, se alejaban de éste como la lepra.

Las y los ecologistas de diferente denominación no han escapado a este mecanismo. Desde el momento en que comenzamos a surgir como una fuerza política visible en la década de los setenta, se empezaron a difundir una serie de mitos sobre nuestras prácticas y posiciones políticas: tree huggers o hippies comeflores trasnochados que no sabemos nada de la Real politik, última expresión del liberalismo burgués come lechuga y conjunto de individuos retrotecnológicos que llevamos un estilo de vida similar al del niño de la selva. Mitos que indudablemente forman el contenido de los prejuicios que han apartado del movimiento a todos aquellos preocupados por los efectos del androcentrismo y la destrucción acelerada de los ecosistemas.

Estos mitos son tan reales que han funcionado para mantener separados a los propios movimientos políticos y sociales, quienes desconfían unos de los otros solamente sobre la base de estas preconcepciones. Los comunistas desconfían de las feministas y ecologistas, las feministas de los comunistas y los ecologistas de los comunistas y feministas. De tal manera que en vez de enlazar algunos puntos comunes de las diferentes agendas, se solidifican las diferencias y se consolida la división, tal como lo celebra hoy el capitalismo patriarcal.

Los mitos, en momentos en el que determinado grupo se convierte en un adversario político visible, justifican simbólicamente su persecución. Dos ejemplos bastarán para demostrar nuestra afirmación: a principios del siglo, mientras las feministas inglesas que luchaban por el derecho al sufragio eran fuertemente reprimidas, se desarrolló una campaña en la prensa y a través de afiches en la que se presentaba a las suffragettes como mujeres que buscaban someter a los hombres, específicamente a sus esposos.

Afiche publicado en Gran Bretaña a principios del siglo XX (figura 1)

Asimismo, a principios de la década de los cincuenta, cuando se inicia el macartismo, se comenzó, en los medios de comunicación, una agresiva campaña que difundía un conjunto de mitos sobre los comunistas, entre los que destacaba que eran agentes de la URRSS.


I Married a Communist (Laraine Day and Robert Ryan) (1949) (figura 2)

¿Por qué mitifican a los adversarios del AMO?

Desde hace algunos meses diversos grupos políticos, particularmente lxs ecologistas, hemos denunciado, en la mayoría de los casos con sólidos argumentos, las catastróficas consecuencias que traerá al país el desarrollo del Motor Minero, concretamente el proyecto Arco Minero del Orinoco (AMO). Las respuestas no se han hecho esperar y el renacimiento de los mitos tampoco. Lo curioso, en este caso, es que hayan sido revividos desde las filas del propio chavismo defensor del ecosocialismo (incluidos los otrora anarquistas).

Veamos cuáles son los mitos que se han reactualizado:

• Lxs ecologistas somos unos idealistas e irresponsables, pues no sabemos nada de estrategia política ni de la realpolitik ni mucho menos de la actual crisis económica que atraviesa el país y el Gobierno.
• Lxs ecologistas nos pronunciamos ante el Arco Minero del Orinoco, pero callamos ante otros problemas de orden ambiental que sucedieron en el pasado.
• Lxs ecologistas somos un conjunto de intelectuales pequeño burgueses que opinamos desde nuestra comodidad caraqueña y no sabemos lo que sucede en las regiones, especialmente en el sur del país, en el territorio del AMO.
• Lxs ecologistas somos incoherentes porque tenemos dispositivos y máquinas electrónicas (construidas con base en minerales y sobre la lógica del capitalismo extractivista) y las usamos para difundir nuestras ideas.

Podríamos hacer una lista más extensa, pero con estos puntos basta. Lo cierto es que se está utilizando una estrategia argumentativa que al desautorizar a las personas o colectivos ecologistas, pretenden descalificar su política y discursos. Efectuado ese movimiento, se hace innecesario el debate.

Les lanzamos a quienes nos estigmatizan las siguientes de preguntas: ¿Lxs ecologistas somos un bloque político homogéneo? ¿Respondemos a un solo paradigma teórico?¿Lxs ecologistas vivimos aislados de la realidad del país? ¿Vivir en las ciudades nos desautoriza? ¿Acaso vivir en medio de la selva le daría más validez a nuestros señalamientos? ¿Podemos opinar de conflictos ambientales en Estados Unidos y otros países Latinoamericanos (preferiblemente si tienen gobiernos de derecha), pero no podemos opinar en nuestro propio país? ¿Lxs ecologistas no levantamos nuestra voz de protesta ante los diferentes gobiernos en el pasado lejano y reciente? ¿Somos dignxs de sospecha porque algunos somos intelectuales que usamos dispositivos electrónicos? ¿Existe una política tipo Pol Pot de la cual no nos habíamos enterado? ¿Un ecologista no puede ser intelectual? ¿Solo podemos limitarnos a comer flores? Si ser intelectual es tan malo, entonces, ¿por qué el Estado patrocina a la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad?¿Para ser coherentes con nuestras ideas tenemos que vivir en una choza sin luz y con una máquina de escribir como el Unabomber? ¿Los ecologistas estamos contra los avances tecnológicos?¿Somos responsables de que el Gobierno entregue a las transnacionales nuestros bienes comunes solo porque usamos teléfonos celulares, computadoras, automóviles, hornos microondas, insulina, inseminación artificial o quimioterapia?


Retrato hablado del Unabomber (figura 3)

Hay dos maneras de responder a estas preguntas: la primera, por la vía de los prejuicios y los falsos dilemas, en la que hay contestaciones simples y seguras; la segunda vía, desde el conocimiento, parte de una intención genuina de comprender nuestras posiciones y de informarse sobre los diversos movimientos ecologistas. La primera lleva a la reafirmación de los mitos y la demonización; la segunda conlleva asumir una posición responsable: informarse antes de opinar. La primera es sostén de la persecución; la segunda es la base del debate político propio que demanda nuestra democracia participativa y protagónica y del cual estamos convencidxs es la vía obligante para formar una nueva geopolítica orientada a la preservación de todas las formas de vida que compartimos el único hogar: el planeta tierra.

miércoles, 17 de agosto de 2016

FOLLOW THE MONEY, MADURO.

FOLLOW THE MONEY, MADURO.


LaDanta LasCanta(i)

El pasado viernes 05 de agosto, el gobierno nacional firmó una serie de contratos y decretos para dar inicio formal al mega proyecto extractivista del Arco Minero del Orinoco (AMO) (ii). En dicho acto, realizado en la sede del Banco Central de Venezuela (BCV), el presidente Nicolás Maduro señaló que “detrás de quienes se oponen al Arco Minero está el dinero de las mafias” y aseguró “a los traidores” que “el proyecto va” (iii).

Sin dar nombres en específico, las declaraciones del presidente, además de soberbias, son profundamente malintencionadas. ¿Por qué? Sencillo: al no dar nombres, el Estado/Gobierno asume que todas y todos los que nos oponemos al AMO somos culpables de lo que se nos acusa. Este argumento expresa una lógica equivalente al “dispare primero y averigüe después” de la política represiva cuarto republicana, salvando las diferencias de cada caso.

Curiosamente, este argumento se da la mano, también, con el modus operandi de la razón mediática transnacional del capitalismo: distorsionar para desinformar, demonizar para destruir. Si no, ¿cuál sería el fin de hacer semejante acusación, además de allanarle el camino a las empresas transnacionales para asegurarles sus inversiones y criminalizar, a priori, a todxs los que nos oponemos al AMO?

Al Estado/Gobierno le es mucho más redituable meter a todas y a todos en un mismo saco, que hacer las respectivas investigaciones para dilucidar quién es quién. Por ejemplo: llama la atención que ahora sí aparezcan declaraciones donde, aunque de forma imprecisa, se critica al Mayor General Clíver Alcalá Cordones por “cómo actuó con la minería ilegal” (iv). Recordemos que ya bastante polémica ha causado ese personaje en la lucha de los muchos colectivos que nos oponemos al AMO y, sin embargo, algunos insisten en seguir defendiéndolo (v).

En ese sentido, nuestra digna rabia por ser acusados de “traidores y mafiosos” debe ir acompañada de una revisión de nuestros contraargumentos: ¿a quién defendemos? ¿Desde qué lugares hablamos? ¿Son transparentes nuestras agendas? Instamos a las y los compañeros, que tienen una genuina intención de procurar espacios de articulación para una lucha donde nos estamos jugando la vida toda, aquí y ahora, y la de futuras generaciones, a desmarcarse notoriamente de un personaje cuya agenda no es transparente y de quien desconocemos el lugar desde donde nos habla. ¿Qué papel jugó en el tema de la minería ilegal que lo ha hecho merecedor de estas críticas? ¿Se trata, acaso, del común ataque al mensajero y no al mensaje, o hay algo más?

Y le preguntamos al Presidente, ¿por qué no ahondar en estas controversias? ¿Por qué no ir a la raíz del problema? ¿Por qué no centrar las acusaciones hacia los sectores militares y civiles corrompidos que hacen vida en el territorio del AMO? ¿Por qué no investigar las graves denuncias de los conflictos socioambientales que recorren a lo largo y ancho el estado Bolívar? ¿Por qué no investigar a las distintas autoridades regionales? ¿Por qué no indagar cómo se instalaron cientos de miles de mineros ilegales en ese territorio? ¿Por qué no investigar la ruta de la extracción y la comercialización del oro (follow the money)? ¿Por qué no investigar a profundidad lo ocurrido en Tumeremo, “caiga quien caiga”? ¿Por qué no revisar y reformular la Misión Piar en lugar de abrir el territorio a 150 empresas nacionales e internacionales con un proyecto ecocida, etnocida y genocida? ¿Quiénes son los operadores políticos de estas empresas? ¿Quiénes son sus operadores militares? ¿Qué precio tiene su lealtad a la Matria? ¿Qué “puertas están girando”? ¿Quénes conforman las mafias mineras?

Para nosotras, presidente, el chantaje es la política de la complicidad. Así que, en este caso, y contrario a lo que apunta la conseja popular, aclare señor Presidente, aclare las denuncias que está realizando porque, de lo contrario, los escenarios serán cada vez más confusos y no quisiéramos pensar que Ud. es un instrumento más de los intereses económico-financieros corporativos.

¿Quién traiciona a quién? ¿Nosotras y nosotros, que en esta lucha vemos la posibilidad de reinventar socio-ecológicamente un verdadero proceso revolucionario que sería imposible sin dar un giro drástico al modelo rentista extractivista, o Ud., que pretende anular toda oposición racional al AMO criminalizando una protesta que, en lo concreto, no es más que un ejercicio de democracia participativa y protagónica? ¿El Arco Minero va porque sí, “a lo macho”?

Nos preocupa la responsabilidad política y ética tras sus opacas declaraciones; nos preocupa el cinismo y la soberbia con la que voceros del Estado/Gobierno pretenden combinar, “sin ton ni son”, ecosocialismo, mega minería y poder popular. Y nos preocupa profundamente la ignorancia de la ignorancia que hay en las decisiones que se están tomando y la política entreguista que hay detrás de estos acuerdos (vi). Demuéstrenos que estamos equivocadas.

No nos sorprende, en cambio, la prepotencia, la arrogancia, ni la “desorientación” de algunos “anarquistas” que, en su defensa del AMO, nos recuerdan que las condiciones materiales, las ascendencias familiares, las carteras de negocios y las necesidades de rebuscarse influyen fuertemente en la “consciencia”.

Lamentamos que algunas y algunos de los que han despistado su postura para estar bien con Dios y con el Diablo (vii), hoy muestran su corazoncito extractivista y su pragmatismo liberal, velando por los intereses variopintos de sus respectivos cogollos… ¿Y Maduro dice que nosotras y nosotros somos los “mafiosos”? ¡Vaya claridad! Parafraseando a Groucho Marx, ellas y ellos tienen sus principios, si al Estado/Gobierno no les gustan, tienen otros.

No dejaremos de cantarlas, porque –como decía la gran Mercedes Sosa- la vida misma es todo un canto y no nos permitiremos que muera la esperanza, la luz y la alegría.

Seguiremos meándonos al AMO.

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(i) Grupo ecofeminista de investigación y acción. FB: La Danta LasCanta. Grupo ecofeminista; Twitter: @LaDantaLasCanta; correo: ladantalascanta@gmail.com

(ii) 60% de las ganancias del Arco Minero serán invertidas en desarrollo social. Agencia Venezolana de Noticias. 05-08-2016. Recuperado de: http://www.avn.info.ve/…/60-ganancias-del-arco-minero-ser%C… [Consultado el: 06 de agosto de 2016]

(iii) Maduro: “Detrás de quienes se oponen al Arco Minero está el dinero de las mafias”. El Nacional. 05-08-2016. Recuperado de: http://www.el-nacional.com/…/Maduro-Detras-Arco-Minero-mafi… [Consultado el 09 de agosto de 2016]

(iv) Héctor Rodríguez a Clíver Alcalá: “Hay muchísimas críticas de cómo actuó con la minería ilegal”. Aporrea. 11-08-2016. Recuperado de: https://www.aporrea.org/actualidad/n295220.html [Consultado el 12-08-2016]

(v) Arias, Ángel (2016a). ¿Hacia dónde y con quién debe ir la lucha contra el AMO? Se concretó la concentración ante el TSJ contra el Arco Minero. La izquierda diario. 02-06-2016. Recuperado de: http://www.laizquierdadiario.com.ve/Se-concreto-la-concentr… [Consultado el 05 de junio de 2016]
Arias, Ángel (2016b). Un asunto que exige definición clara y pronta. ¿Qué pasa con Clíver Alcalá y la Plataforma contra el Arco Minero? La izquierda diario. 12-06-2016. Recuperado de: http://www.laizquierdadiario.com.ve/Que-pasa-con-Cliver-Alc… [Consultado el 14 de junio de 2016]

(vi) Lander, Edgardo (2016). Comentarios sobre el Acuerdo con la Gold Reserve. Aporrea. 16-08-2016. Recuperado de: https://www.aporrea.org/actualidad/a232524.html [Consultado el 16 de agosto de 2016]

(vii) Ruiz, Francisco Javier (2016). El Pacto Minero del Orinoco y los chantajes que desmovilizan. Aporrea. 07-08-2016. Recuperado de: http://www.aporrea.org/poderpopular/a232082.html [Consultado el 08 de agosto de 2016]


sábado, 18 de junio de 2016

Acelerando el ecocidio: La creación del Ministerio para el Desarrollo de la Minería Ecológica

Acelerando el ecocidio: La creación del Ministerio para el Desarrollo de la Minería Ecológica



LaDanta LasCanta*  

Hace poco más de una semana, el presidente Nicolás Maduro anunció la creación del Ministerio del Poder Popular para el Desarrollo Minero Ecológico[i], adscrito a la vicepresidencia económica del Gobierno bolivariano y conducido por Roberto Ignacio Mirabal Acosta, actual secretario ejecutivo del Estado Mayor Minero. Entre sus funciones estará el diseño de políticas sectoriales, la conducción del proceso de certificación de reservas, así como la fiscalización y gestión de la minería, respetando al ser humano y al ambiente. Tendrá como entes adscritos a la empresa Minerven, la Corporación Venezolana de Minería (CVM) e Ingeomin[ii].

Nos preocupa profundamente que el Ejecutivo nacional continúe con su política comunicacional poco transparente en torno al Arco Minero: ¿a qué intereses reales responde su creación?, ¿por qué el gobierno insiste en la supuesta existencia de una minería ecológica cuando hay suficientes hechos, estudios y declaraciones reconociendo que NO existe en ninguna parte del planeta tal actividad?, ¿es posible la obtención de dinero de la minería sin sacrificar toda forma de vida?, ¿por qué el gobierno no hace de conocimiento público los términos de los acuerdos firmados hasta el momento?, ¿por qué no nos informan de los estudios de impacto ambiental que debieron haberse realizado?, ¿por qué no se conoce cómo fue el proceso de consulta con las comunidades indígenas directamente afectadas y cuáles fueron los resultados de esa consulta? No es suficiente afirmar, como lo hace la diputada Aloha Núñez (Gran Polo Patriótico, estado Zulia), que se han realizado consultas en más de 180 comunidades indígenas, o decir –como lo hace el diputado Héctor Rodríguez (Gran Polo Patriótico, estado Bolívar)– que el Arco Minero del Orinoco es una política correcta del Gobierno bolivariano[iii]. ¿En qué sentidos es una decisión acertada? Creemos que honrar al Poder Popular pasa por hacer transparentes estas discusiones. Resulta bastante paradójico resaltar los crecientes niveles de consciencia desarrollados por el pueblo venezolano durante estos 18 años y pedirnos, al mismo tiempo, una confianza ciega sobre medidas que afectan profundamente la vida de toda la población del país. Será que, como lo plantea la investigadora argentina Maristella Svampa, ¿a mayor extractivismo, menor democracia?[iv]

Aunado a ello, las contradicciones son cada vez más agudas: poco después de anunciar la creación del ministerio, el presidente pasó revista a lo que ha sido el Plan de los 100 días del Ministerio del Poder Popular de Agricultura Urbana. ¿Cómo percibe el Ejecutivo la relación entre minería y agricultura? Para nosotras, la mega minería afecta las fuentes de agua y matala agricultura, por muy ecológica que esta agricultura sea. La lucha por las semillas libres, que viene impulsando la Campaña por una Venezuela Libre de Transgénicos[v], debe ser también la lucha por la tierra libre de mercurio y cianuro, por la preservación del agua de nuestrxs hijxs, por los territorios de vida, por los cuerpos alegres y por los derechos de la Pachamama.

Como preguntando caminamos, hay más cosas que nos preocupan: ¿Cómo quedan las funciones y responsabilidades del Ministerio del Poder Popular para Ecosocialismo y Aguas (que, recordemos, hizo mutis ante el Decreto 2.248)?, ¿cuál es la postura del Ministerio del Poder Popular para Agricultura y Tierras? Y así como estas, ya hemos formulado muchas otras preguntas al Ejecutivo, y en especial al presidente Nicolás Maduro, que cabe resaltar, no han sido respondidas[vi].

No obstante, en medio de la tormenta se debe hacer el esfuerzo de pensar con calma. Lo que por un momento nos puede parecer una sorpresa, resulta no haber salido de la nada sino, posiblemente, de los aposentos de una Universidad Católica en Guayana. Entrando el mes de junio, se realizó en esta localidad del oriente del país la décimo sexta edición del Foro Guayana Sustentable, un escenario donde la UCAB Guayana se jugó una carta gatopardiana y cantó ¡bingo!: el Manifiesto de Guayana sobre el Arco Minero, contentivo de ocho puntos[vii].

Si bien el último punto plantea la derogación del decreto de creación de la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero, publicado en Gaceta Oficial número 40.855, el punto tres nos habla del diseño de una política minera que contemple la creación -¡atención!- de un ministerio específico para esta área, reformando la ley de minas y su reglamento, así como el fortalecimiento de instituciones que tradicionalmente han investigado y evaluado las potencialidades minerales como Tecmin e Ingeomin, utilizando talento humano venezolano.

En estos menesteres, la lectura entre líneas nos dice que todo parecido con la realidad NO es pura coincidencia: ¿qué lobbies están operando y con qué sectores del gobierno se están reuniendo? ¿A esto responde la creación del nuevo ministerio?

La aceleración del Arco Minero es la aceleración del ecocidio y el etnocidio. Curiosamente, Maduro y Santos –por mencionar dos mandatarios con ideologías opuestas– coinciden en un punto polémico, la locomotora del desarrollo, echando por la borda las notorias diferencias entre sus respectivas agendas sociales. A fin de cuentas, y este es un desafío para las izquierdas y proyectos anticapitalistas del siglo XXI, ¿puede hablarse de justicia social sobre la base de una injusticia ambiental?

Nos hacemos eco del petitorio por las vidas, contra la minería extractivista ecocida, resultante del foro organizado en UNEARTE, a finales de marzo, por lxs compañerxs del Frente Nacional Antiminero[viii]: a estas alturas, el séptimo punto ya no es la solicitud urgente de una reunión pública con las máximas autoridades de PDVSA, sino una convocatoria abierta, popular, democrática y revolucionaria para dar forma al Gran Foro Nacional contra el extractivismo, propuesta impulsada por lxs compañerxs del Colectivo Agua Sí Oro No[ix].

En ese sentido, algunas propuestas que nos atrevemos a formular son la incorporación, en la posible organización del evento, de ejes temáticos como: a) las diversas caras del extractivismo (forestal, acuífero, pesquero, minero, petrolero); b) el extractivismo y la destrucción de las formas de vida de las comunidades indígenas; c) el extractivismo y la cultura del exterminio; d) las mujeres en las luchas por la vida (hacia las utopías ecofeministas); e) el Estado Mágico detrás de cámaras (¿pueden pensarse transiciones socio-ecológicas desde las instituciones estatales?); f) “American Way of Death” (¿cómo desnudamos, repensamos y resensualizamos nuestros imaginarios de vida?); y g) transformaciones desde abajo y con la tierra: (transiciones socio-económicas y socio-ecológicas desde la ética del cuidado hacia todas las formas de vida y hacia el planeta que nos acoge a todxs).

Los silencios, sean por complicidad o por desconocimiento, serán sacudidos por el grito que conjuga la mesura y la pasión de quienes defendemos la vida desde los muchos lugares en que existimos y desde las diferencias que nos reúnen como iguales.

Ante decisiones políticas que preocupan más de lo que deberían aliviar, nosotras decidimos seguir cantándole a la vida, pisando fuerte y en lucha constante por la autodeterminación de nuestros cuerpos y nuestros territorios.

¡La minería limpia es una mentira sucia!

¡LaDanta LasCanta!

* Grupo ecofeminista de investigación y acción

ladantalascanta@gmail.com
[i] Véase el Decreto Nº 2.350 publicado en la Gaceta Oficial número 40.922 del jueves 09 de junio de 2016.

[ii] Roberto Mirabal Acosta asume Ministerio de Desarrollo Minero Ecológico. Radio Nacional de Venezuela [portal de noticias]. 07-06-2016. Recuperado de: http://rnv.gob.ve/roberto-mirabal-acosta-asume-nuevo-ministro-desarrollo-minero-ecologico/

[iii] AN niega al ejecutivo autorización constitucional para explotación del Arco Minero. Noticia al día [portal de noticias]. 15-06-2016. Recuperado de: http://noticiaaldia.com/2016/06/an-niega-al-ejecutivo-autorizacion-constitucional-para-explotacion-del-arco-minero/

[iv] Bienes comunes y modelo productivo. Entrevista a Maristella Svampa. Pluriverso y Decolonización [blog]. 19-09-2015. Recuperado de: http://ecologiaspoliticasdesobedientes.blogspot.com/2015/09/a-mayor-extractivismo-menor-democracia.html

[v] Comunicado “Ley de Semillas, Ley del Pueblo”. Venezuela Libre de Transgénicos [blog]. 09-05-2016. Recuperado de: http://venezuelalibredetransgenicos.blogspot.com/2016/05/comunicado-ley-de-semillas-ley-del.html

[vi] Carta abierta “El Motor Minero y los secretos del poder”. Aporrea [portal de noticias]. 18-05-2016. Recuperado de: http://www.aporrea.org/actualidad/n290802.html

[vii] UCAB Guayana plantea derogación del Arco Minero por atentar contra el ambiente y despojar nuestros recursos. Correo del Caroní [portal de noticias]. 03-06-2016. Recuperado de: http://www.correodelcaroni.com/index.php/economia/item/45747-ucab-guayana-plantea-derogacion-del-arco-minero-por-atentar-contra-el-ambiente-y-despojar-nuestros-recursos

[viii] Apagar el Motor Minero: problema de vida o muerte. Aporrea [portal de noticias]. 31-03-2016. Recuperado de: http://www.aporrea.org/actualidad/n288200.html

jueves, 2 de junio de 2016

COMUNICADO ECOFEMINISTA CONTRA EL EXTRACTIVISMO MINERO EN LA ORINOQUIA


Territorialicemos la lucha a favor de los pueblos indígenas y los derechos de la Orinoquia

“El patriarcado le hace a nuestros cuerpos lo que las economías extractivistas y capitalistas le hacen a nuestros territorios.”

Declaración del XIII Encuentro Feminista 
de América Latina y del Caribe,
Perú, noviembre de 2014


No solo de renta vive el hombre. Desde el imperativo ético político que nos demanda este tránsito del modelo rentista extractivista hacia el buen vivir y la defensa de los derechos de la Tierra, los grupos de mujeres organizadas, ecofeministas en resistencia y lucha versus el avasallante sistema mundo del capitalismo depredador, analizamos y exponemos nuestras mejores razones para alertar sobre las consecuencias que conllevaría desarrollar el Motor Minero y los proyectos extractivistas de minería a gran escala que se plantea el gobierno venezolano desde el llamado Arco Minero del Orinoco.

Desde inicios de nuestra historia republicana, específicamente, a partir de la segunda parte del siglo XIX, la élite que gobernaba Venezuela otorgó diversas concesiones mineras. La concedida al estadounidense Joseph B. Austin en 1866, se convirtió en modelo de otras concesiones en Guayana, cuya compañía minera “El Orinoco”, fue una de las primeras en introducir maquinarias para la explotación de oro. A partir de 1870, se incrementaron las concesiones y se organizaron seis grandes compañías: “la Compañía Minera ‘El Callao” (capital nacional y francés, considerara una de las principales empresas auríferas del mundo a finales del siglo); la “Venezuela Austin Mining Co.” (inglesa); “la Yuruari, Ltd.” (inglesa); “Potosí” (inglesa); “Choco Gold Mining Company” (inglesa) y; “El Callao-Bis” (inglesa). Esta moderna forma de explotación aurífera propició que en nuestro país se desarrollaran políticas monopólicas favorables al capital foráneo en materia de transporte y comunicaciones.

El tipo de acuerdo que se estableció con las compañías extranjeras en la segunda mitad del siglo XIX, tuvo su máxima expresión en el Protocolo Rojas-Péreire firmado en 1879, durante el gobierno de Guzman Blanco. Sus términos eran tan dañinos para la soberanía nacional que se enfrentó a la oposición de sectores económicos y políticos importantes, lo que impidió que éste se concretara. Nos atrevemos a afirmar que en el presente asistimos a la reactualización de las nefastas concesiones del periodo guzmancista, época en la que la élite creía que el flujo de capitales extranjeros era el remedio para todos los males y el motor del progreso.

Como vemos, este proceso en el que desemboca el Arco Minero tiene antecedentes históricos que no ignoramos y debemos incluir en el análisis para clarificar y ampliar la compresión de los alcances de estas operaciones técnicas y sus repercusiones en un potencial conflicto socioambiental de proporciones inusitadas. Con el fin de impulsar el Motor minero, el Ejecutivo ha firmado estas concesiones con 150 empresas de 35 países y aún se desconocen los términos de esta negociación. Ante todo esto nos preguntamos: ¿Cuándo fuimos debidamente informadas sobre esta importante operación de concesionar nuestra más importante cuenca hidrográfica con 150 empresas de 35 naciones? ¿Cuándo fueron consultadas las comunidades indígenas, tal como lo ordena la constitución y Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas? ¿Qué pasó con la obligación del Estado de garantizar los derechos de las poblaciones indígenas? ¿Cuándo se realizaron los estudios de impacto ambiental que exige nuestro marco legal?

La sigilosa estrategia de la activación del Motor Minero concesionando casi el 12% de nuestro territorio, corresponde tácticamente a las negociaciones vinculadas con la codicia y avaricia corporativista sin límites de los capitales transnacionales, que colocan el acceso a los “recursos naturales” como un problema de seguridad nacional para las grandes potencias y el aparato militar-industrial global, que requiere garantizar la disponibilidad de minerales estratégicos que consideran vitales para darle sustentabilidad a su poder hegemónico. Este contexto de guerra no convencional nos coloca en el ojo del huracán, con inmensas reservas de crudo extrapesados, agua dulce y materias primas más importantes del orbe, todo en el mismo territorio. En el tratamiento de los llamados “recursos naturales” y particularmente su raíz económica está la fuente de todos los conflictos, tal como lo describe Vandana Shiva.

Actualmente, el gobierno del presidente Nicolás Maduro ha emprendido, dentro de esta lógica del capitalismo rentístico extractivista, la marcha acelerada de unos proyectos que ponen en serio riesgo, como nunca antes, nuestro bienes comunes más preciados -el agua, la biodiversidad y el delicado equilibrio de nuestros ecosistemas a lo largo y ancho de nuestro territorio y más allá, costa afuera- con los modelos de negocios para la diversificación de la economía, basados en la explotación de las fajas minera, petrolera y pesquera bajo las figuras de las Zonas Estratégicas de Desarrollo Nacional (ZEDN) y las Zonas Económicas Especiales (ZEE), contenidas en la Ley de Regionalización Integral (LRI) aprobada en noviembre de 2014. El investigador Emiliano Terán Mantovani enumera los principales proyectos extractivistas planteados por el Gobierno Bolivariano a la fecha: el Arco Minero (estados Bolívar y Amazonas), con sus cuatro bloques diferenciados por su potencial y definidos por colores: azul para el coltán, amarillo para el oro; marrón para el hierro y color perla para el diamante, que comprenden 111.000 km2, que sumados a la Faja Petrolífera del Orinoco ampliada (64.000 km2) totalizan un “polo de desarrollo” de 175.000 km2. Además, están los proyectos Rafael Urdaneta y Mariscal Sucre de Gas Off Shore (29 bloques desde el Golfo de Venezuela hasta noreste del estado Falcón); Carbozulia en la zona noroccidental del estado Zulia, que prevé apertura de nuevas minas con la afectación de los ríos Socuy, Maché y Cachirí; Lomas de Níquel para extracción de yacimientos a cielo abierto en los estados Aragua y Miranda; y la Faja Pesquera Acuícola de Venezuela en el eje norte costero de las fachadas atlánticas y caribeñas, con producción pensada para consumo interno y exportación de pescado para la generación de divisas.

Somos conscientes de que el complejo militar industrial, las transnacionales mineras y los especuladores financieros tienen absoluta indiferencia por el debate ecológico, ni siquiera por el papel de resistencia de las comunidades y pueblos que protestan y rechazan lo que consideran una amenaza a la continuidad de la vida en el planeta y mucho menos si nuestros Estados nacionales vigilan o garantizan el cumplimiento de las normas ambientales.

La región nuestramericana y caribeña donde nos encontramos posee el 40% de la biodiversidad del mundo, reúne ocho de las 25 eco-regiones terrestres biológicamente más ricas del planeta; que contienen alrededor de 246.000 especies de plantas, 1.597 de anfibios; 1.208 de reptiles, 1.267 de aves y 575 de mamíferos. El 48% de Nuestramérica está cubierto de bosques naturales. Los 12 países que conforman UNASUR representan el más grande reservorio de recursos naturales del mundo: el 24% de agua dulce del mundo, el más grande pulmón vegetal con la más importante reserva forestal, y todos los minerales, inclusive los elementos no despejados o descubiertos de la tabla de Mendeleiev, están en nuestros suelos. Estos datos son importantes ponerlos en contexto junto a los planes que el capitalismo, la financiarización y mercantilización global vienen planteando para nuestras economías vulnerables, poco desarrolladas, que acrecientan nuestra dependencia de distintos mecanismos disfrazados de cooperación internacional: el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, (NAFTA, 1994); el Plan Puebla Panamá (2001); y los Ramales y Conexiones Regionales Complementarios para Conformar la Red Internacional de Carreteras Mesoamericanas (RICAM); la Iniciativa Mesoamericana de Interconexión Energética basado en el ALCA; el CAFTA con sus peligrosos capítulos de Inversiones, Medioambiente y Propiedad Intelectual (2002-2006); sus organismos como el CIADI (Centro Internacional para el Arreglo de Diferencias Relativas e Inversiones) cuya sede comparte con el Banco Mundial (BM); el ACA (Acuerdo de Cooperación Ambiental) con USA para el “crecimiento del comercio e inversión de bienes y servicios ambientales” y los conocidos Tratados Bilaterales de Libre Comercio (TLC), los recientemente firmados tratados de Alianza del Pacífico (extensión del Trans Pacific Partnership o TPP), y el Trade In Services Agreement (o TISA), todos éstos operan bajo el principio de deuda por naturaleza, cosificando y mercantilizando nuestros bienes comunes, manejándolos como commodities, vulnerando nuestras soberanías y aumentando nuestras dependencia, puesto que subordinan nuestros Estados Nacionales y marcos jurídicos a una legislación global.

El tema de la soberanía sobre nuestros territorios –como con nuestros cuerpos- nos ha colocado, de acuerdo con la visión del capitalismo heteropatriarcal, en minoría de edad, sin poder de decisión y con una voz reducida al eco de la queja. Así es percibida la naturaleza, el espacio territorial y político es una vacante donde los modelos negocios, explotación e intercambio prosperan, invisibilizando y anulando los conflictos socioambientales que estallan cíclicamente de manera dramática, pues cobran la vida de las mujeres y la infancia arrasada por las políticas del capitalismo globalizado. El Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC) y la Iniciativa de Integración de la Infraestructura Regional de América del Sur (IIRSA) no está desligado de estos planes que pretenden expandir los alcances del Arco Minero y la Locomotora Minera (Colombia), con cuyas cuencas hidrográficas compartimos históricas relaciones carnales, culturales y comerciales. La sequía, la destrucción de la vida orgánica, el paramilitarismo, el contrabando, el secuestro, el asesinato, el desplazamiento forzado de las comunidades indígenas, la violencia sexista, la prostitución y trata de personas, así como la militarización y el fenómeno de la guerrilla y el hampa común son algunos de los macabros productos del negocio de la extracción minera.

Asimismo, las cifras divulgadas en varios estudios demuestran que, entre los humanos, las mujeres pobres no blancas son las más afectadas por la destrucción del ambiente y sus consecuentes catástrofes naturales. Asimismo, la actividad minera afecta directamente la vida de las niñas, las adolescentes y las mujeres indígenas y criollas, quienes están expuestas a la bio-acumulación de mercurio, la explotación laboral, el alcoholismo y la aculturación; son las principales víctimas de la violencia sexista, especialmente la sexual, están expuestas a enfermedades de transmisión sexual y son empujadas desde la infancia a la prostitución y trabajo forzado. Esta serie de agresiones se realiza con la participación de los militares y autoridades locales, amparados en la indiferencia del Estado.

Sin embargo, las mujeres indígenas y mestizas no han sido simples víctimas. Como resultado de su propia experiencia, las mujeres son dueñas de una mayor conciencia y visión de que el deterioro de la naturaleza y de sus recursos desemboca en el deterioro de la vida. Muchas se han sobrepuesto valientemente a esta constante coacción sexista y se han convertido en las principales protagonistas en la lucha por construir, a riesgo de sus vidas, un tipo diferente de lazo social y otro modelo de relación con la naturaleza y los seres vivos, como lo demuestran las figuras de Berta Cáceres y Máxima Acuña.

Las mujeres venezolanas, quienes hemos sido las más afectadas por la llamada guerra económica que vive el país, hemos jugado un papel fundamental en los partidos políticos, hemos liderado los diversos movimientos de base y las numerosas misiones sociales impulsados por el gobierno bolivariano. Por lo tanto, hemos acumulado una amplia experiencia organizativa que se ha traducido en el fortalecimiento del trabajo en colectivo.

Las mujeres hemos sufrido durante muchos años todas las formas de violencia generada por la metástasis sexista neoliberal, asimismo, hemos sentipensado la amenaza a todas las
formas de vida en el planeta generada por el capitalismo patriarcal. El ecofeminismo nos ha permitido adquirir una conciencia ética y política del papel protagónico que hemos jugado las mujeres como defensoras y protectoras de todo tipo de vida orgánica. También nos ha llevado a explorar los complejos vínculos entre el sistema patriarcal y sus distintas formas de violencia, incluida la dirigida hacia la naturaleza. Además de ubicar en el actual sistema capitalista global tanto las causas de la destrucción acelerada de nuestros ecosistemas como el despojo del conocimiento acumulado por nuestras diversas comunidades indígenas.

En este sentido, consideramos que una de nuestras más urgentes acciones es detener el avance del demoledor Motor Minero, que es la expresión más reciente de la explotación y penetración sin fin de la naturaleza, y un hito más del “mal desarrollo” occidental. Si se llega a poner en marcha el Motor Minero y el proyecto del Arco Minero del Orinoco, con la llegada de 150 empresas transnacionales, el proceso de deterioro de todas las formas de vida se acelerará y acabará con la diversidad cultural, al afectar directamente el hábitat y exterminar las formas de vida de las distintas comunidades y pueblos indígenas ubicados en la zona.

Las ecofeministas exigimos una inmediata moratoria de esta negociación de una magnitud que no dudamos en calificar de ecocidio y que no tiene precedentes en la historia de la Venezuela republicana. Esta demanda esta sustentada en nuestro conocimiento de la historia económica y política de nuestro país y en la toma de consciencia de los irreversibles efectos del extractivismo minero en los diferentes ecosistemas y en la soberanía de nuestros países. Las consecuencias son abisales, por eso extraña que las y los venezolanos no hayamos sido consultados, mucho menos informados, sobre los términos de esta negociación.

Por estas razones, el reclamo incluye el llamado a que el gobierno venezolano, en correlación con los principios de la Constitución Bolivariana, promueva el diálogo sobre el Motor Minero. Un  diálogo que no debe temer al debate y mucho menos a la escucha de lo que tenemos que decir las mujeres organizadas. Este es el momento propicio para abrir la discusión franca sobre otras formas de producción que den resultados sostenidos y sustentables a largo plazo, y para deliberar sobre un modelo económico diferente que no comprometa la soberanía, a la vez que se desprenda de la lógica de destrucción de la naturaleza y de las formas de vida de las distintas poblaciones que habitan las regiones afectadas.

Las ecofeministas tenemos mucho que aportar a esta discusión, pues hemos desarrollado un sólido aparato teórico que va desde la crítica a los presupuestos detrás de la tecnociencia, la filosofía moral tradicional, la economía política hasta las propuestas de soluciones alternativas al modelo actual de dominio de la naturaleza. Además, tenemos una creciente experiencia organizativa que ha servido de modelo para todos aquellos que luchan por un mundo diferente.

La amenaza de extinción de uno de los ecosistemas más importantes del planeta, incluido el cuarto río más caudaloso del mundo, el Orinoco, la destrucción de la megabiodiversidad para el equilibrio planetario, el inevitable deterioro de la vida de los campesinos, la ampliación de distintas actividades criminales relacionadas con el extractivismo, el incremento de la violencia dirigida hacia las niñas, adolescentes y ancianas indígenas, así como el posible etnocidio de las comunidades y los pueblos indígenas pemón arekuna y pemón taurepang, sanema, ye´kwana, mapoyo, piaroa, hiwi, e´ñepa, kariña y akawaio, nos autoriza a hacer este urgente llamado y a plantear nuestras exigencias.

¡Por la impostergable utopía ecofeminista: exigimos respeto para todas las formas de vida!
¡Cantemos a la vida!
¡No a la mina, sí a la vida!